Una guerra de informaciones se desató en el
último mes, los oponentes fueron recurrentes, tal como sucedió en la década de
los años 80 y 90, en la defensa del Estado Peruano nuestras gloriosas Fuerzas
Armadas, y por otro lado, una vez más, el grupo terrorista denominado Partido
Comunista del Perú (Sendero Luminoso).
Luego de una pésima estrategia denominada
“Operación Libertad”, que incluía cercos invisibles, y voces enérgicas con el
fin de posicionar las acciones como una “Operación Impecable”, destacando la
utilización al máximo de medios estatales (radio, TV y el diario El Peruano),
el gobierno trabajó arduamente para generar una nueva marca que debía pasar a
la posteridad en la Historia del Perú, todo ello acompañado con una nueva
imagen del Presidente del Perú, vestido de comando, con kepí, nombre y rango bordados, dirigiendo
personalmente en el teatro de operaciones, si señores, literalmente un
“teatro”.
Pero vayamos al análisis, quizás este haya sido el peor error, el
exponer la imagen del Presidente Ollanta Humala sin el sustento de estrategias
claras, sin dominio de los hechos ocurridos en el campo, y por supuesto, sin
información veraz que corroboren los hechos.
Es en ese momento, que el terrorismo
encuentra el tiempo y espacio indicado, era el instante en el cual pensaron
podían ganar esta batalla comunicacional, y en ese sentido, presentaron una
posición victoriosa y extremadamente cruel en contra de nuestros soldados. Si
bien “la forma” en que reaccionaron los terroristas en esta batalla informativa
estableciendo comunicación con medios periodísticos les fue favorable. El
fondo, es decir, el contenido de su mensaje terrorista, desnudó el peligro que
resulta la insania terrorista, recordándonos a los peruanos que el terrorismo
no es un juego, que hoy pueden secuestrar peruanos en Kepashiato y mañana en
San Miguel.
La intervención de los terroristas en los
videos es extremadamente cruel, una burla hacia nuestros soldados asesinados,
una afrenta al Perú, teniendo como resultado, en principio temor, pero de
inmediato coraje, cohesión y rechazo a este tipo de acciones por todo el pueblo
peruano, más aun luego de comprobar una fanfarronería desesperada de los
delincuentes terroristas, lo que nos ha permitido valorar mas a nuestros héroes
los Sub Oficiales Astuquilca y Vilca.
Es por ello, destacable y no cuestionable, el
papel desempeñado por los medios de comunicación que tuvieron acceso a los
subversivos, decididamente un momento límite de mucho riesgo para los
periodistas que llegaron al helicóptero
caído y se encontraron en su camino rastro de nuestros soldados y al más
sanguinario terrorista, el de mayor rango. Una situación de ese tipo debe ser
analizada en su propio contexto, en el medio de una selva poco accesible,
frente a terroristas insanos armados,
insultando, burlándose y fanfarroneando directamente de soldados que
arriesgaron su vida por el Perú. Difícil
momento que reafirma el valor de nuestros soldados, así como, el
profesionalismo de los periodistas que se arriesgaron en consiguieron tan
valiosa información que los terroristas decidieron compartir.
20 de abril de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario