Los "maestros" de la protesta. |
La educación es, sin duda, el tema más
importante en que debe trabajar el Perú. Para ello requiere no solo voluntad,
sino decisión política.
Parece fácil, pero no lo es. La
educación pública en el Perú es un desastre desde su estructura orgánica hasta
su infraestructura insuficiente, pero se halla postrada por ese lastre que es
su sindicato de maestros, el inefable Sutep.
Es vergonzoso y humillante sufrir
todos los años la acción del Sutep, su huelga permanente. Parecemos
acostumbrados a dejar pasar la intromisión de su cúpula sindical en política,
conformada en su mayoría por miembros de Patria Roja, la organización política
radical de izquierda que hace pocas semanas anunciaba en conferencia un paro
que blandía como un puño ante la ciudadanía. Sus dirigentes fueron claros: uno
de los temas era el agua. Pero no el agua para las escuelas. ¡Agua para las
lagunas de Conga!
Semejante distorsión ¿no es signo,
acaso, de que ha llegado la hora de cambiar el sistema educativo, de abrir la
puerta para que puedan ingresar al magisterio los profesionales que tengan
vocación para la enseñanza?
El Sutep no tiene el menor interés en
nuestros hijos. Solo en la acción política radical. ¿No es evidente, acaso, que
es ya insostenible un sistema educativo solo con los maestros que el Sutep dice
representar?
Entre la gritería, sin embargo, ha
destacado la voz de una representante del movimiento Tierra y Libertad (que
siembra el caos en Cajamarca): la regidora limeña Marisa Glave, quien ha
comentado desde su torre de marfil universitaria que “las protestas son
divertidas” y que la participación de los niños cajamarquinos en las mismas “no
les hace daño” ya que a ella, cuando era pequeña, la llevaban a los mítines
políticos.
Por supuesto, la respuesta irreverente
y socarrona del twitter, no se hizo esperar: “por lo visto, sí te hizo bastante
daño”.
Escrito el
14 de junio
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