Eran la 1:40am de hoy sábado, había decidido
descansar, el ritmo de trabajo te empieza a pasar la factura, la rutina cansa
mental y físicamente. Ya entre sueños me despertó una serie de gritos en la
calle, a pesar de vivir en el piso número 13 de un edificio, el sonido es muy
cercano. Somnoliento aun, decidí acercarme a la ventana para conocer que hecho
había suscitado terminar con mi agradable sueño.
Era un escándalo callejero, unos borrachos irresponsables
hacían de las suyas perturbando la tranquilidad de la cuadra, cargando de
violencia a todos, ya se encontraba un patrullero de la Policía haciendo lo
posible por imponer orden. Los edificios colindantes se iban iluminando al
encenderse poco a poco las luces de los departamentos.
Uno de los tipos ebrios se subía a su
camioneta y arrancaba a toda velocidad sin hacer caso al pedido de los
policías, destino incierto y evidentemente un peligro para las personas que se
cruzaran en su camino, que manera de alterar la tranquilidad y poner en riesgo
el destino de alguien, era un inconsciente que debería ser detenido.
Mientras se daba a la fuga, el espectáculo en
la cuadra continuaba, el segundo tipo ebrio, tal vez con algún estupefaciente
encima, retaba a los policías a pelear con el, era evidente que esta joven
persona era un deportista de peleas de contacto, empezó a agredir a lo policías
con golpes muy fuertes, el padre del joven apareció en escena, trato de
controlarlo pero no tuvo éxito. Los
policías visiblemente desconcertados, observaban al energúmeno saltando encima
del patrullero, vociferando que nadie podría controlarlo, golpeó a su padre,
derrumbó de otro golpe a un policía, y ya empezaba a pelearse a gritos con los
indignados vecinos que desde sus ventanas se contagiaban de violencia, los
balcones de los edificios estaban llenos, como palcos del estadio nacional, las
luces azules y rojas parpadeantes se reflejaban en todas las ventanas, llegaron
al lugar 04 camionetas de serenazgo, otro patrullero de la policía, 04
motociclistas y 02 serenos en bicicleta,
todos a la vez en conjunto consiguieron derribar al matón, esposarlo.
El patán ya reducido, no tuvo mejor idea de
gritar que lo estaban golpeando, no me hubiera sorprendido que pidiera respeto
a sus derechos humanos, tal vez acuse a los pobres policías golpeados. Fue
llevado a la comisaría en uno de los patrulleros, espero que tenga una drástica
sanción.
La escena me dejó mucha molestia, tenia la
imperiosa necesidad de conocer si recibiría una sanción ejemplar, la violencia
engendra violencia, es un proceso que no percibimos, pero nos vuelve propensos
a continuar violentando algo. Así lo percibí esta madrugada. Luego de más de
una hora sin concebir sueño decidí prender el televisor, al hacer zapping
encontré en un canal de series antiguas (TCM) que había comenzado la película
“Operación Dragón” de Bruce Lee.
La película me recordó mi niñez, los gritos y
los saltos me hicieron sonreír, y fue así como la violencia me derrumbó hasta
hacerme dormir, pero esta vez pensando que era Bruce Lee, y que no permitiría
que el patán del barrio altere mi natural tranquilidad.
A veces quisiera ser Cuy Lee |
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