Susana vs Susana |
La revocatoria es invasiva. A un mes de la fecha,
las opiniones son cada vez más extremas. Hoy siento la necesidad de fundamentar
con argumentos mi decisión personal. Empezaré señalando que, para llevar a cabo
la revocatoria, se logró conseguir 400 mil firmas (una de ellas la mía). Desde
inicios del 2012 existía disconformidad con el trabajo de la alcaldesa de Lima,
Susana Villarán.
Tengo la
impresión de que los votantes han construido un perfil del alcalde que quieren:
trabajador, de soluciones rápidas y prácticas, expeditivo, preocupado por la
población. Villarán carece de esas cualidades. Quizás tenga otras, pero no
cumple con las expectativas de la mayoría. Como obras tangibles -empezando ya
su tercer año de mandato-, no exhibe ninguna terminada que sea de importancia,
solo promesas y buenas intenciones.
Hace unos años,
los períodos ediles eran de solo tres años, y todos los alcaldes (Barrantes,
Del Castillo, Belmont, Castañeda), todos sin excepción, presentaron en su
segundo año obras importantes. Solo para comparar, en el segundo año de
Castañeda se solucionó Las Malvinas, se completó la alameda Chabuca Granda con
la puesta en valor del parque de La Muralla, y se convirtió a los llamados
parques zonales en verdaderos centros recreativos.
No es subjetiva o
caprichosa, entonces, la decepción de los ciudadanos que acusan la incapacidad
de gestión de Villarán. Si ese descontento ha sido canalizado, luego, por
actores políticos que resultan desagradables, la política es así. Es absurdo
pensar que cuatro revocadores, aunque fueran impresentables, por un lado y, de
otro, un grupo de holgazanes autodenominados intelectuales, logren sacar algo
en su provecho de esta revocatoria.
No dudo de que la
ciudadanía revocará a Susana Villarán, pero sí de que el próximo alcalde sea
Luis Castañeda Lossio. El perfil del alcalde que busca la población es simple,
no quiere un político, quiere un gestor de la ciudad. El destino impidió que
llegaran al sillón municipal el vampirismo de Alex Kouri o los desaciertos de
Lourdes Flores. Llegó Susana de casualidad, una buena mujer que hoy no da la
talla para el cargo. Por lo tanto, la revocatoria no será mala para Lima. Por
el contrario, quizás nos encontremos ad portas de una elección más sensata para
la Alcaldía de Lima. Estamos ante una gran oportunidad.
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