jueves, 18 de abril de 2013

THE CURE: Again, and again, and again, and again, and again, and again, and again, and again, and agaaaiiiinn!



Robert Smith en el Estadio Nacional de Lima
Fue un abril especial el de este año 2013, tuve ocasión de presenciar dos grandes grupos musicales, New Order y The Cure.  Una sensación de ansiedad me embargó previo a cada presentación, para luego transformarse en un placer tan sutil que debía ser alargado casi sin medición de tiempo ni espacio, en esos momentos en que la rutina quiere acabar conmigo, solo basta escuchar una melodía, manejando un auto, durante un viaje en transporte público, o tal vez solo caminando rápidamente hacia ningún destino.

Si New Order y su tributo a Joy Division el 05 de abril hicieron estallar en mí emociones varias, la espera de la presentación de The Cure el 17 de abril, tenía una valla muy alta en menos de dos semanas.  Las especulaciones eran varias respecto a la performance de The Cure, ¿Podría ese grupo que empecé a escuchar allá por el año 1987, 26 años después, vivirlo nuevamente?.

Camiseta negra, jeans rotos y botas, un ritual que aun mantengo las pocas veces que salgo a explorar la ciudad los fines de semana. Y es que, no hay necesidad de utilizar delineador max factor y lápiz labial yanbal para entender a Robert Smith.  Su legado está ahí, en cada una de sus canciones,  así lo demostró en la interpretación particular de sus letras, su incuestionable calidad, en las melodías fuertes (10:15 SaturdayNight), melodías oscuras (a forest, play for today), melodías festivas (Friday I´m in love), melodías intimas (Boys don´t cry), y así podríamos asignar una sensación especial para cada canción.

A Forest
Robert Smith apareció en escena con su banda, ante un Estadio Nacional de Lima repleto, las dudas se despejaban, el tiempo retrocedía, mi camiseta iba quedando larga, las botas demasiado grandes, tuve que ajustar la correa debido a que la cintura del jean era demasiado extensa, no tenía panza, tenía mas cabello, podía saltar continuamente las 3 horas o las que decidieran tocar, era yo nuevamente cumpliendo un anhelo que había tenido por mucho tiempo, anhelo que susurraba escondido, tímidamente, pero que se encontraba intacto, mi presencia en ese concierto era una acción muy necesaria para sentirse vivo.

No puedo comentar el sentimiento en cada canción, solo agradecer el haber tenido la oportunidad de participar en tan invalorable acontecimiento, puedo definir estas situaciones, como vitales para continuar viviendo, los conciertos de este mes (New Order y The Cure) son casi pulsaciones cardiacas!, que me permiten saber que aun existo, que no me dejaré llevar por el mar de la rutina, que existe siempre una isla especial en la cual habito solo, y soy feliz.



En trance, Boys don´y cry

1 comentario:

  1. No alucino, o mejor, alucinooo lo que debe ser saltar y cantar en un concierto De The Cure. Que suerte has tenido! Y tienes toda la razon, que la rutina nunca nos gane, que las ganas de la buena musica nunca se pierdan, porque a traves del arte nos expresamos pero tambien guardamos lo mas intimo, lo que nos hace mas felices.

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