Robert Smith en el Estadio Nacional de Lima |
Fue un abril especial el de este año 2013,
tuve ocasión de presenciar dos grandes grupos musicales, New Order y The
Cure. Una sensación de ansiedad me
embargó previo a cada presentación, para luego transformarse en un placer tan
sutil que debía ser alargado casi sin medición de tiempo ni espacio, en esos
momentos en que la rutina quiere acabar conmigo, solo basta escuchar una
melodía, manejando un auto, durante un viaje en transporte público, o tal vez
solo caminando rápidamente hacia ningún destino.
Si New Order y su tributo a Joy Division el
05 de abril hicieron estallar en mí emociones varias, la espera de la
presentación de The Cure el 17 de abril, tenía una valla muy alta en menos de
dos semanas. Las especulaciones eran
varias respecto a la performance de The Cure, ¿Podría ese grupo que empecé a
escuchar allá por el año 1987, 26 años después, vivirlo nuevamente?.
Camiseta negra, jeans rotos y botas, un
ritual que aun mantengo las pocas veces que salgo a explorar la ciudad los
fines de semana. Y es que, no hay necesidad de utilizar delineador max factor y
lápiz labial yanbal para entender a Robert Smith. Su legado está ahí, en cada una de sus
canciones, así lo demostró en la
interpretación particular de sus letras, su incuestionable calidad, en las
melodías fuertes (10:15 SaturdayNight), melodías oscuras (a forest, play for
today), melodías festivas (Friday I´m in love), melodías intimas (Boys don´t
cry), y así podríamos asignar una sensación especial para cada canción.
A Forest |
Robert Smith apareció en escena con su banda,
ante un Estadio Nacional de Lima repleto, las dudas se despejaban, el tiempo
retrocedía, mi camiseta iba quedando larga, las botas demasiado grandes, tuve
que ajustar la correa debido a que la cintura del jean era demasiado extensa,
no tenía panza, tenía mas cabello, podía saltar continuamente las 3 horas o las
que decidieran tocar, era yo nuevamente cumpliendo un anhelo que había tenido por
mucho tiempo, anhelo que susurraba escondido, tímidamente, pero que se
encontraba intacto, mi presencia en ese concierto era una acción muy necesaria
para sentirse vivo.
No puedo comentar el sentimiento en cada
canción, solo agradecer el haber tenido la oportunidad de participar en tan
invalorable acontecimiento, puedo definir estas situaciones, como vitales para
continuar viviendo, los conciertos de este mes (New Order y The Cure) son casi
pulsaciones cardiacas!, que me permiten saber que aun existo, que no me dejaré
llevar por el mar de la rutina, que existe siempre una isla especial en la cual
habito solo, y soy feliz.
En trance, Boys don´y cry
No alucino, o mejor, alucinooo lo que debe ser saltar y cantar en un concierto De The Cure. Que suerte has tenido! Y tienes toda la razon, que la rutina nunca nos gane, que las ganas de la buena musica nunca se pierdan, porque a traves del arte nos expresamos pero tambien guardamos lo mas intimo, lo que nos hace mas felices.
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