Este es un post muy personal que hago público
debido a una necesidad en dejar clara mi opinión, soy católico, no practicante,
me casé por religioso en “jeans” con Angels, quienes asistieron a nuestra boda
pueden dar fe de ello. Asisto muy
ocasionalmente a la iglesia, en algunas defunciones y muy pocos
matrimonios. Estudié en un colegio laico
y estoy a favor de la unión civil.
Durante este fin de semana se realizó la
canonización del Papa Juan Pablo II y Juan XXIII, me ocuparé del primero porque
a Juan XXIII no lo conozco. Juan Pablo
II, sin embargo, siempre me pareció un ser humano excepcional lo conocí en el
año 1985, se quedó varios días en Perú, por coincidencia la vía que utilizaba
al salir del aeropuerto era la avenida La Marina, a una cuadra de mi casa,
tenía 11 años y a través de la radio (Juan Ramírez Lazo), anunciaba las
llegadas y salidas del Papa en sus visitas a provincias. Mi madre nos despertaba temprano e íbamos
junto a mi padre y hermana, nos encontrábamos al igual que muchos vecinos al borde
de la avenida esperándolo, hasta que aparecía Juan Pablo II en el asiento
delantero de un bus, sonriendo, saludando a ambos lados de la vía, a todos los
madrugadores. Observarlo fue un momento
impresionante, de impacto, recuerdo que
mi padre (no católico) también comentaba la grata impresión de ver a este
hombre polaco sonriendo amablemente.
Luego regresó en 1988, en pleno
“aprocalipsis”, Juan Pablo II estuvo aquí en plena hiperinflación y terrorismo,
quizás era una luz de esperanza ante el
gobierno de Alan-Damián (así lo llamaban irónicamente en esa época). Lo cierto es que esa sensación de calma en
plena tormenta fue una ayuda espiritual muy importante en cada hogar peruano.
Escribo hoy de Juan Pablo II, porque me
parece un maltrato considerando su relación, apego y visitas a nuestro país,
que el actual gobierno no haya enviado ningún representante oficial a su
canonización, si a eso sumamos que Ollanta Humala es el único Presidente
sudamericano que no ha visitado al actual Papa Francisco I, es evidente la
animadversión por diferencias religiosas y políticas. Nuestro Presidente prefiere visitar a Hugo
Chávez en su lecho de muerte en Cuba, a Nicolás Maduro asumiendo su ilegitimo
gobierno en Venezuela, recibir un premio como ¿estadista? en Canadá, o visitar
la feria del libro en Colombia. Las
prioridades de nuestro gobernante saltan a la vista.
Lo que no puedo aceptar es la falta de
respeto a la memoria de Juan Pablo II, el diario oficialista le dedica
artículos y caricaturas acusándolo de “patrono de los pederastras”, e
increíblemente el silencio de los columnistas o colaboradores avala este tipo
de excesos, lamentablemente debido a mi trabajo debo leer todos los diarios.
Soy un convencido que podemos tener muchas
discrepancias con la iglesia, sea del credo que profesen, o la ideología que
elijan, considero también que vivimos en un estado laico, pero no se debe ser
mezquino en no reconocer lo importante que fue la presencia de un Papa por
primera vez en nuestro país, en el peor momento de nuestra historia.