Desde hace unas semanas me causó
mucho interés el caso de la señora Máxima Acuña y su litigio con Minera
Yanacocha, en principio como análisis para conocer el manejo de crisis de una
gran empresa.
Mi sorpresa fue cada vez mayor, la
imagen de personal de Yanacocha agrediendo y destruyendo una construcción
rústica de Máxima Acuña era demasiado poderosa, ¿Era acaso esta situación una impericia
en la gestión de crisis? ¿Quién estaba a cargo de ésta sórdida situación, un
gerente, un abogado, un maestro de obra o un representante del sindicato de
construcción civil?
La situación de abuso de poder
era evidente, más aún luego del informe realizado por Anuska Buenaluque para el
programa Cuarto Poder, no es posible que una gran empresa minera utilice el
resguardo de la Policía Nacional del Perú para perpetrar un claro abuso de
poder sobre personas humildes y vulnerables, incluso utilizando el ilegal cierre
de vías públicas.
Esta situación irresponsable de
Yanacocha afecta no solo a sus inversiones, genera desconfianza en toda la
población y tiene como consecuencia el desarrollo de atributos negativos contra
todo el sector minero, por ende un impacto negativo en la economía de nuestro
país.
Si el principal problema de las
mineras y el estado es el de destrabar inversiones, reducir o eliminar la “tramitología”
(palabra utilizada por el propio Presidente Humala), la reacción de Yanacocha
obliga a pensar si esos candados(trámites) cumplen la función de evitar abusos
de poder.
En el Congreso de la República
diariamente se escuchan los pedidos de censura y cambio de ministros, pero,
quién le puede pedir a los directivos de Yanacocha que ofrezcan disculpas
públicas y que anuncien un cambio urgente de colaboradores.
Los empresarios mineros lloran y
se flagelan por los vínculos de las comunidades que los rodean con las ONGs, no
es novedad que este tipo de corrientes ideológicas pululen con su desfasado mensaje
clave de luchar contra una casta empresarial, no obstante, se preocupan de los abusos contra
campesinos. Lo cierto es que este tipo
de organizaciones se nutren del pésimo trabajo de algunas empresas mineras con
su entorno más cercano, si los mineros no son capaces de convivir y llegar a
acuerdos razonables con su entorno inmediato, lo mejor sería que reevalúen su
inversión, quizás un ambiente más propicio para su negocio sean unas minas al
sur de áfrica.
Necesitamos personas que realicen
buena empresa, en armonía con su entorno, ganando esa licencia social a través
del desarrollo de confianza con sus propios vecinos, necesitamos un cambio de
cultura urgente en el empresariado, en la cual la gestión de vínculos y
comunicación sea fundamental en la toma de decisiones.
No puede Yanacocha, nunca más,
pretender reemplazar una campesina peruana, por un criadero de alpacas, es una
falta de respeto para con todos los peruanos.
Los líderes políticos tienen la palabra y dejar de ser permisivos con un
estilo de gestión empresarial, decadente, propio de la era industrial que no se
encuentra acorde a los objetivos económicos trazados por nuestro país, como
formar parte de la OCDE.
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