martes, 10 de febrero de 2015

YANACOCHA´S PIZZA

Desde hace unas semanas me causó mucho interés el caso de la señora Máxima Acuña y su litigio con Minera Yanacocha, en principio como análisis para conocer el manejo de crisis de una gran empresa.

Mi sorpresa fue cada vez mayor, la imagen de personal de Yanacocha agrediendo y destruyendo una construcción rústica de Máxima Acuña era demasiado poderosa, ¿Era acaso esta situación una impericia en la gestión de crisis? ¿Quién estaba a cargo de ésta sórdida situación, un gerente, un abogado, un maestro de obra o un representante del sindicato de construcción civil?

La situación de abuso de poder era evidente, más aún luego del informe realizado por Anuska Buenaluque para el programa Cuarto Poder, no es posible que una gran empresa minera utilice el resguardo de la Policía Nacional del Perú para perpetrar un claro abuso de poder sobre personas humildes y vulnerables, incluso utilizando el ilegal cierre de vías públicas.

Esta situación irresponsable de Yanacocha afecta no solo a sus inversiones, genera desconfianza en toda la población y tiene como consecuencia el desarrollo de atributos negativos contra todo el sector minero, por ende un impacto negativo en la economía de nuestro país. 

Si el principal problema de las mineras y el estado es el de destrabar inversiones, reducir o eliminar la “tramitología” (palabra utilizada por el propio Presidente Humala), la reacción de Yanacocha obliga a pensar si esos candados(trámites) cumplen la función de evitar abusos de poder.

En el Congreso de la República diariamente se escuchan los pedidos de censura y cambio de ministros, pero, quién le puede pedir a los directivos de Yanacocha que ofrezcan disculpas públicas y que anuncien un cambio urgente de colaboradores.

Los empresarios mineros lloran y se flagelan por los vínculos de las comunidades que los rodean con las ONGs, no es novedad que este tipo de corrientes ideológicas pululen con su desfasado mensaje clave de luchar contra una casta empresarial, no obstante,  se preocupan de los abusos contra campesinos.  Lo cierto es que este tipo de organizaciones se nutren del pésimo trabajo de algunas empresas mineras con su entorno más cercano, si los mineros no son capaces de convivir y llegar a acuerdos razonables con su entorno inmediato, lo mejor sería que reevalúen su inversión, quizás un ambiente más propicio para su negocio sean unas minas al sur de áfrica.

Necesitamos personas que realicen buena empresa, en armonía con su entorno, ganando esa licencia social a través del desarrollo de confianza con sus propios vecinos, necesitamos un cambio de cultura urgente en el empresariado, en la cual la gestión de vínculos y comunicación sea fundamental en la toma de decisiones.



No puede Yanacocha, nunca más, pretender reemplazar una campesina peruana, por un criadero de alpacas, es una falta de respeto para con todos los peruanos.  Los líderes políticos tienen la palabra y dejar de ser permisivos con un estilo de gestión empresarial, decadente, propio de la era industrial que no se encuentra acorde a los objetivos económicos trazados por nuestro país, como formar parte de la OCDE.