Hace un año no escribo en este Blog, quizás la vida transcurre sin nada especial que me motive a comunicar algo, tal vez sea una vida tan rutinaria que éste último 28 de julio fue tan divertido como el de 2008, en fin...
El sábado estuve dando vueltas por el centro de Lima, con un solo propósito, visitar la muestra realizada en Homenaje a Julio Ramón Ribeyro, de seguro la influencia mas fuerte en mi juventud, luego de procastinar(como tantas veces) con la visita a la galería, llegamos.
Compartir artículos tan personales, cartas, notas, maquina de escribir, tablero de ajedrez, musica, entre otros. Era envolverse en la atmósfera de un ídolo, una persona tan simple, tan humana, tan imperfecta, que nuevamente me hizo disfrutar esa sensación de soledad alegre, una soledad egoísta que encuentra placer en si misma.
Palabras y frases por doquier, el alimento necesario para un alma que despertó por un momento del letárgo de su rutina.
Luego de una hora de recorrer la galería, al principio y al final de la misma, se abría un cuaderno, en el cual cada visitante dejaba notas respecto a su experiencia con Julio Ramón, en mi caso, tomé el lapicero, y cuando traté de escribir algo, simplemente, era demasiado mio, demasiado mudo, demasiado Ribeyro, tanto que me alegra no escribirlo y guardarlo en mi recuerdo.
Si alguien que me lee ha tenido un acercamiento a las obras de Ribeyro, les aseguro que la experiencia de recorrer esa galería les brindará una profunda pero reconfortante nostalgia.
Les recomiendo una combinación: Ribeyro - Sabina - vino - cigarrillo - y una buena conversa!
Que genial que hayas ido finalmente y que te hayas animado a escribir. No pares de hacerlo, escribe aunque sea con tu mente, si no puedes teclear en la maquina, solo imagina...no dejes que la rutina te convierta en quien no eres.
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