viernes, 22 de junio de 2012

NECESITO UN RELOJ DE ARENA



En el más absoluto silencio reclamo ser escuchado, sin embargo una sucia cinta de embalaje ploma pegada a mi boca (que hace juego con los muebles de escritorio de esta oficina) se empieza a transformar en carne, no hay labios, no hay voz, ni siquiera un quejido, las personas pasan frente a tu escritorio, escribiendo en sus teléfonos, preocupados, casi desesperados en sus propias preocupaciones.

Un vértigo empieza apoderarse de mi, es extraño sentir mal de altura a tan pocos centímetros del piso, quizás esta silla giratoria sea demasiado alta,  lo cierto es que cada vez veo la oficina desde mayor altura, las rayas imperfectas de peinados, la calvicie tomando por asalto esas cabezas, siento mi espalda encorvada pegada al frio techo.

Aturdido siento que el tiempo se acaba, siento desesperación…, en lo alto de la oficina las cosas se ven igual, cada quien caminando presuroso, con destinos cortos, sumergidos en una rutina, cegados por la inmediatez de resolver  temas sin importancia.

Cuantas vidas se diluyen en una oficina burocrática, será por eso mi resistencia a usar corbata, quizás vestir así sea la única forma de sentir que tienen al mundo en el bolsillo, cuando lo más probable es que su insignificancia en este mundo sea lo mas incuestionable.

¿Cómo llegué aquí?,  ¿Por qué siento que el tiempo se acaba?, creo que un reloj de arena en estos momentos me daría tranquilidad.

De repente, siento el sonido de un gran cascabel, una serpiente empieza a salir del tacho de basura al lado de mi escritorio, ¿Cómo pudo caber un animal ahí?, recorre con mucha sinuosidad los escritorios, nadie puede percibirla, a estas alturas creo que las personas no se resistirían al veneno, más bien sí puedo encontrar una resistencia de la serpiente a quedarse en este lugar, tal vez hasta para una serpiente es difícil integrarse a este sistema, furiosa muestra sus colmillos, cascabelea mas que nunca, pero nadie advierte su presencia.

Llego a la conclusión de que este lugar es realmente habitado por esta serpiente desde antes que todas las personas que trabajamos aquí llegáramos, la rutina autómata se apodero de su hábitat, y contra eso no puede hacer nada, esta especie de zombie en la que se han convertido las personas no obedece mas que a responsabilidades absurdas, es en ese  momento en el que siento que mi sillón giratorio regresa a su sitio, tomo unos papeles, recupero mi boca, voy atendiendo el teléfono que sonaba, mientras sigo escribiendo, y así poco a poco me convierto en uno de ellos.

Lima, 22 de junio de 2012

lunes, 18 de junio de 2012

“POR LO VISTO, SÍ TE HIZO DAÑO”


Los "maestros" de la protesta.

La educación es, sin duda, el tema más importante en que debe trabajar el Perú. Para ello requiere no solo voluntad, sino decisión política.
Parece fácil, pero no lo es. La educación pública en el Perú es un desastre desde su estructura orgánica hasta su infraestructura insuficiente, pero se halla postrada por ese lastre que es su sindicato de maestros, el inefable Sutep.
Es vergonzoso y humillante sufrir todos los años la acción del Sutep, su huelga permanente. Parecemos acostumbrados a dejar pasar la intromisión de su cúpula sindical en política, conformada en su mayoría por miembros de Patria Roja, la organización política radical de izquierda que hace pocas semanas anunciaba en conferencia un paro que blandía como un puño ante la ciudadanía. Sus dirigentes fueron claros: uno de los temas era el agua. Pero no el agua para las escuelas. ¡Agua para las lagunas de Conga!
Semejante distorsión ¿no es signo, acaso, de que ha llegado la hora de cambiar el sistema educativo, de abrir la puerta para que puedan ingresar al magisterio los profesionales que tengan vocación para la enseñanza?
El Sutep no tiene el menor interés en nuestros hijos. Solo en la acción política radical. ¿No es evidente, acaso, que es ya insostenible un sistema educativo solo con los maestros que el Sutep dice representar?
Entre la gritería, sin embargo, ha destacado la voz de una representante del movimiento Tierra y Libertad (que siembra el caos en Cajamarca): la regidora limeña Marisa Glave, quien ha comentado desde su torre de marfil universitaria que “las protestas son divertidas” y que la participación de los niños cajamarquinos en las mismas “no les hace daño” ya que a ella, cuando era pequeña, la llevaban a los mítines políticos.
Por supuesto, la respuesta irreverente y socarrona del twitter, no se hizo esperar: “por lo visto, sí te hizo bastante daño”.
Escrito el 14 de junio

lunes, 11 de junio de 2012

Lo esencial es invisible a sus ojos


El comportamiento errático pero constante de la izquierda peruana nos ha mostrado estos días nuevamente los antivalores que atentan contra su propia existencia: el odio hacia quienes piensan diferente, su incapacidad para cualquier tipo de orden, su anteojo ideológico de toda realidad, el cristal con que mira empañando de rojo toda situación. Siempre el escenario de la confrontación.
Quienes representan a la izquierda, especialmente sus políticos antiguos –con 34 años en la vida política peruana, Javier Diez Canseco Cisneros fue diputado en 1978-, tuvieron desde su inicio la rara habilidad de encarnar esos antivalores: la intolerancia, el divisionismo y la deslealtad. Hoy, una vez más, la izquierda escogió un candidato, lo amamantó, lo bautizó, hizo campaña a costa suya y logró llegar brevemente al gobierno. Y nuevamente fue desembarcada del gobierno por el mandatario al que ayudó a encumbrar luego de comprobar éste su incapacidad, inoperancia, oportunismo y deslealtad.
¿Tiene sentido, siquiera, que la izquierda pretenda culpar hoy de sus propios actos al Gobierno, a la derecha, las mineras o las trasnacionales? Por el contrario, es el momento en que debería asumir sus errores, examinar la realidad a la luz natural del día y considerar la alternativa de un pragmatismo, un pensamiento “fuera de la caja” (“out of the box”) en el país: la solución no pasa por las ideologías, ni de izquierda ni de derecha. Solo así podrá resolverse la contradicción que involuntariamente muestra la Primera Dama, quien ayer consignaba en su twitter lo siguiente: “la esencia no ha cambiado”. Lo cierto es que, a causa del cristal ideológico que por años nubló la vista de la izquierda, su tweet recuerda la frase de Antoine de Saint-Exupery. Solo que, señora Nadine, al parecer "lo esencial es invisible para sus ojos".
En medio de renuncias, marchas y contramarchas, del naufragio del oficialismo –el de Gana Perú y el de la Alianza Parlamentaria de Toledo-, mientras Solidaridad Nacional hace cola para reemplazar a los disidentes, PPK intenta liderar sin éxito su bancada y el Apra cruza los dedos para que no inhabiliten a su único líder, el fujimorismo se mantiene cohesionado, firme el timón en la tormenta.

Publicado en el Diario EXPRESO - 09 de junio de 2012